La voz

Puede que se nos esté olvidando su valor. Nos estamos acostumbrando al escondite detrás de la pantalla, a la comodidad de dar las explicaciones justas, a la cobardía del mundo virtual. Ya ni siquiera consigues que el albañil que tiene que venir a arreglar el pie de ducha te llame para concretar la hora o para dejarte tirado, porque te manda un mensaje, o tres o veinte. Y es que los mensajitos le han ganado el terreno a todo lo demás hasta el punto de que todo lo demás ya ni lo recordamos. 

Pero un mensaje, o mil, no son una llamada, igual que una llamada no es un café, igual que un café no es un día entero juntos. Porque lo uno solo es un parche de lo siguiente y el paso en el que decidas quedarte define, muchas veces, la relación que tienes con la otra persona. Porque cuando una persona te gusta, y no hablo necesariamente de romanticismo, siempre te apetece un poco más.

Que sí, que vale, que los mensajitos están bien, que tienes que asumir el siglo en el que vives, aunque sigas mandando postales y cartas, y oliendo libros y aburriéndote de las redes. Son prácticos. Permiten comunicarse de forma rápida, simultánea y silenciosa y no siempre puedes permitirte hablar por teléfono. O no siempre te apetece, que también es lícito. Tener la capacidad de recibir llamadas no implica necesariamente la obligación de responderlas. A veces no puedes contestar, a veces no te enteras y a veces, oh, sucio ser desharrapado, no tienes ganas de hacerlo. Puede que tengas un mal día o puede que no tengas ganas de hablar concretamente con quien te llama. Y no pasa nada. Lo mismo hasta te encuentras luego el mensajito acusador: Te he llamado. Por si no ves la llamada perdida. Dejemos constancia de todo por escrito.

Pero a veces sí que te apetece esa llamada, porque hace demasiados mensajitos que no os escucháis y hace demasiadas llamadas que no os veis, pero de momento lo de verse no es posible. Así que tú, que habías decidido que no cogías más el teléfono esta semana, que pareces últimamente Rosemary, la bella telefonista, ves un nombre aparecer en la pantalla y piensas "Oh, por supuesto." Y vuelves a oír esa voz que tanto te gusta, y cómo oscila, cómo sube y baja, cómo cambia y se adapta a lo que habláis, cómo recibe tus palabras y desliza las suyas. Y entonces le dices que es imbécil y le oyes reír al otro lado y sabes que todo está bien. Y te das cuenta de que no lo habrías sabido con un mensajito, no con esa absoluta y confortable certeza, porque por escrito todo es mucho más frío, más grave, más incomprendido. Entonces, mientras le escuchas, estás viendo a esa persona, evocando sus gestos, imaginando su cara y teniendo, al fin y al cabo, la completa seguridad de que existe. Y tú que eres ateo te notas por lo bajo dando gracias a Dios de que así sea.

Aunque nos joda, el contacto grande gana al contacto chico. Es muy sencillo. Da igual que lleves meses hablando por chat con una persona: alguien que se tome un café una tarde con esa persona avanzará 100 pasos más que tú en todos esos meses. Y si en vez de un café es una botella de vino, ni te cuento. Ya puedes ponerte a picar tú con tus mensajes. Porque las personas reales son mejores que las personas virtuales y un abrazo nunca será superado por veinte emojis de besito con corazón. Y una voz tiene más poder para acercaros que todo el emojionario completo.

Así, con el primer "Hola" ya sabes qué vas a encontrar al otro lado y puedes ajustar tu tono al suyo. Puedes tomar la temperatura del ánimo mucho más rápido y de forma más fiable. O transmitir el tuyo, y expresarte de manera mucho más libre y eficaz. Mientras friegas los platos con el auricular en una oreja piensas en lo mucho que te gusta oírle reír o soltar esas expresiones tan suyas. Piensas en que a veces le estrangularías pero, por encima de eso, se impone el inmenso afecto que te une a ese ser.

Y cuando cuelgas te quedas con esa agradable sensación que proporciona una buena conversación que, como el buen café, te quedas paladeando mucho después de que se termine.

Comentarios

  1. Qué bonita eres y qué bonito escribes. Espero que haya muchas más voces en vivo a corto plazo. Un abrazo.

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    1. Pues casi pongo una posdata diciendo que cada vez escribo peor xD
      Bonita tú. Gracias por estar :*

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