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Mostrando entradas de octubre, 2020

La voz

Puede que se nos esté olvidando su valor. Nos estamos acostumbrando al escondite detrás de la pantalla, a la comodidad de dar las explicaciones justas, a la cobardía del mundo virtual. Ya ni siquiera consigues que el albañil que tiene que venir a arreglar el pie de ducha te llame para concretar la hora o para dejarte tirado, porque te manda un mensaje, o tres o veinte. Y es que los mensajitos le han ganado el terreno a todo lo demás hasta el punto de que todo lo demás ya ni lo recordamos.  Pero un mensaje, o mil, no son una llamada, igual que una llamada no es un café, igual que un café no es un día entero juntos. Porque lo uno solo es un parche de lo siguiente y el paso en el que decidas quedarte define, muchas veces, la relación que tienes con la otra persona. Porque cuando una persona te gusta, y no hablo necesariamente de romanticismo, siempre te apetece un poco más. Que sí, que vale, que los mensajitos están bien, que tienes que asumir el siglo en el que vives, aunque sigas mandan

El **** horario de invierno

  *Entrada auto-robada de otro blog de cuando yo era un joven limón, pero que viene muy al caso. 2014, ojocuidao. No ha llovido nada... "Y recuerden, a las 3 serán las 2." Así imagino yo que empezará el Apocalipsis. Con esas palabras dichas por un presentador de informativos que te habla muy despacio, como si fueras idiota. Que puede que lo seas, porque siempre te acabas liando, pero eso no es culpa tuya. La culpa la tiene esa maldita costumbre de, justo cuando acabas de adaptarte a ese horario que pusieron hace tan sólo seis meses, te lo vuelvan a cambiar. La culpa de todos los males del universo la tiene el horario de invierno.  Hala, ya lo he dicho. Da igual que cada año nos lo expliquen.  Es que así se ahorra luz.   Todos lo hemos pensado: vamos a ver, señores, ¿no se dan cuenta de que la luz que te ahorras desayunando de día a las ocho la tienes que encender merendando de noche a las cinco de la tarde? Si en España nos acostáramos temprano, todavía, pero aquí siempre hem